dilluns, 4 de maig del 2009

CURAS Y PROFESORES (III)







Quinto: Ese fue el año de la muerte del Claudillo (como dice el chiste), gracias a su Dios. Estaba yo durmiendo profundamente cuando entró de sopetón una de mis hermanas, abriendo la persiana ruidosamente. El cielo estaba completamente cubierto de nubes, parecía que iba a nevar. Sin mirarme me dijo:
- No cal que et llevis, que el Franco s’ha mort (No hace falta que te levantes, que el Franco se ha muerto)-, a lo cual yo me girè de espaldas a la luz y pensé que muy bien, gracias, majo, por dejarme dormir un rato más.
Hubo una semana sin clase, aunque mis padres al tercer día me hicieron ir igualmente, y los pocos alumnos que éramos nos pasábamos todo el santo día jugando en el patio , a pesar de la lluvia (que no paró en una semana, debían ser los llantos divinos ante tamaña pérdida).
Ese año dejamos de formar y de rezar, ya era hora. Hay que reconocer que, al menos en ese colegio, los salesianos no eran muy estrictos, religiosamente hablando. Eso sí, aunque la clase de religión se impartió siempre, y supongo que se sigue haciendo.
El cura que nos solía dar esa asignatura era Don Poni, un señor muy mayor, con sotana prehistórica y llena de lamparones, que siempre tenía la boca pastosa y con aquello blanco que se queda en la comisura de los labios. Era el que solía confesarnos: nos arrodillábamos en el escalón del confesionario, nos cogía por el cogote y apretaba fuertemente mejilla contra mejilla, imagino que para estar más cerca del Supremo (del Ser, no del tribunal). Nosotros intentábamos separarnos de él, ya que al hablar soltaba unos capellanes (salivazos) que nos dejaba la cara empapada. Y encima le cantaba el aliento. Aparte de eso, Don Poni era el enfermero oficial, aunque no sabía hacer otra cosa que poner mercromina y tiritas, en caso de heridas leves, y alguna que otra aspirina. En su consulta tenía un cuadro con un Jesucristo, y debajo estaba escrito en letras bien grandes:
- VIVA CRISTO REY!
Pues nunca me imaginé a Don Poni haciendo de guerrillero, la verdad.
Nuestro tutor, ese año, fue Don Honorio. Un auténtico cabroncete, el tío. Se lo pasaba pipa puteándonos, y hacía partícipe a toda la clase. Por ejemplo, si alguien no sabía alguna pregunta que él formulaba, de cualquier materia, le ridiculizaba públicamente hasta el extremo de que acabábamos todos partiéndonos el pecho. Muy de vez en cuando nos soltaba algún tortazo, pero no era lo habitual. Una vez, el pelota de la clase, el Mallofré, le regaló un trozo de madera, una vara de unos treinta centímetros de largo, para que nos pegara en la mano, ya que la regla que usaba se le había roto: el muy imbécil fue el primero que recibió, para regocijo de la clase entera, que no lo tragaba.
Pero lo que más hilarante que recuerdo de Don Honorio era esto:
Cuando había un examen cogía a todos los que habían suspendido y los sacaba a la pizarra. Entonces se giraba hacia los que habían aprobado, todos sentaditos en sus pupitres, y decía:
- ¡Venga, chavales! A la de una, a la de dos, y… A LA DE TRES!!!!
Y toda la clase decía, haciendo este gesto (ver foto):
-PPPPFFFFFFFFRRRRRRRTTTTTXXXXXXX!!!

Era tronchante, nos reíamos todos, los aprobados, los otros, Don Honorio y hasta la clase vecina, que ya sabía de qué iba el tema.
Yo salí una vez a la pizarra. Creo que fue el primer examen que suspendía en toda mi vida (luego vendrían muchos más, se ve que me gustó), pero me descojoné igualmente, qué iba a hacer…
Aquel año, gracias a Don Honorio, nos convertimos todos en unos auténticos cabrones.
Los profesores de los cursos siguientes dieron buena fe de ello.

7 comentaris:

Anònim ha dit...

jajajaja tú te reías pero a mí no me hacía ni puta gracia tener siete años y que el hijoputa de d. Celso ne sacara a la pizarra y por no saber resolver un problema hiciera gritar a toda la clase "BOBA" tres veces .
No era la única que recibía ese castigo moralizante , pero me sentía fatal , ahora mismo contándotelo me cabreo como si fuera ayer, qué cabronazo y qué macarra , se podía haber dedicado a otra cosa y no a enseñar mates a niños de 7 años.
Conclusiones;
1-Nunca aprendí matemáticas.
2-Mi autoestima nunca se ha recuperado.
(se nota mucho?)
...
Qué asco lo del Poni , illo, me ha entrao fatiga y tó.
Petons.

Araceli Esteves ha dit...

Qué fuerte la foto reptiliana de Franco, ese hombre.
Sobrevivir a un cole de curas sin demasiados efectos secundarios es una verdadera hazaña.
M´has fet riure.

Juan Miranda ha dit...

A mi me pilló la notificación de la muerte del Claudillo por la gracia de dios (vaya gracias que hace dios de vez en cuando, por eso lo pongo con minuscula) y digo que me pilló dando clase en la Universidad, alla llegó el profesor mas facha que teniamos, un tal Del Castillo, diciendo ha muerto el claudillo, así que todo el mundo en pié y cinco minutos de silencio. Y al unisono todo el mundo se puso de pié y en silencio, hasta los pseudo-anarcos, que siempre la liaban pasaron por el aro. Cualquiera decia algo, que llamaban al bedel, que generalmente era un G.C. jubilao y despues la "grisapo" venia con su ración de "porra negra.

Miguel Baquero ha dit...

Qué cabrón el Mallofré. ¿No sabrás que habrá sido de su vida? Un pajaro así debe de tener una biografía alucinante... seguro que ha llegado a las más altas cotas.

A mí la muerte del Claudillo me pilló más o menos por tu edad. A mí no me pegaban, ni en mi cole se burlaban demasiado de los que suspendían. Era un colegio un poco más moderno, con sus fotos y sus banderas, claro, pero no tengo ningún recuerdo traumático... también es cierto que recuerdo muy poco de lo que aprendí allí (era un poco ceporro) pero nada así traumático

Anònim ha dit...

Joder Llorenç! la foto no et fa honor!!!

Anònim ha dit...

Dons a mi em sembla que estàs fantàstic

strongboli ha dit...

Joder, REYES, el don Celso este sería un cabronazo, pero... ¿tú crees que es el único culpable de que tú creas que no tienes autoestima? De hecho, ¿hay culpables? Y por lo de las mates, bah, no te preocupes, que desde que salió la calculadora ya nadie sabe casi contar. Jaja, sobre don Poni, y lo que no te cuento...
Petons, guapa.

ARA, la verdad es que me lo pasé bastante bien. Pero de efectos secundarios tengo los que quieras, ya me venían de fábrica.

Hombre, JUAN, al ser más vetusto que yo (lo dijiste tú, eh?) las pasaste, en ese sentido bastante más putas que yo.

Pues no tengo ni idea qué fue de este pájaro, MIGUEL. Desde octavo no le he vuelto a ver (ni ganas). Pero su pelotez supina tuvo su pequeño castigo, gracias a mí: mis hermanas, de pequeñas, hacían ballet, y en casa había algún catálogo de trajes para bailar (tutús, maillots, zapatilla...). Un día, hojeando la revistilla esa, cual sería mi sorpresa que me encuentro al Mallofré posando cual Rudolf Nureyev en algunas fotos, vestido con maillot. Evidentemente, al día siguiente me lo llevé a clase y lo mostré a todo dios.
Imagina el bochorno que pasó, jaja.

No ni poc, ANÒNIMA... Ho sento, sóc així, se'm va enganxar la mà a la boca i ja no la puc treure.

Moltes gràcies, ANÒNIMA 2.