dimarts, 23 de desembre del 2008

LOS CALCETINES DE ARIADNA



Ariadna era una niña muy introvertida, desde que tuvo uso de razón. Apenas hablaba, no tenía amigos y en los juegos de la escuela se quedaba en un rincón, debajo del limonero que había al lado de la fuente. Se quedaba mirando cómo caía el agua e iba formando círculos antes de ir desapareciendo por el desagüe. Los niños la dejaban en paz, entre otras cosas porque no comprendían su peculiar carácter. En clase no abría la boca: a duras penas respondía cuando la maestra, intentando espabilarla, le formulaba preguntas. Sin embargo, eso no era obstáculo para que Ariadna sacara buenas notas. De hecho, era la mejor de la clase con diferencia.
Sus padres estaban muy preocupados con su actitud. No se quejaba nunca, no daba signos de alegría, pero tampoco de tristeza. En el jardín de su casa había otro limonero, y allí se sentaba Ariadna, esta vez mirando absorta Le hicieron un hermanito para ver si así espabilaba. Pues no. Le compraron animales, perro, gato, hasta un loro. Tampoco. La llevaron a numerosos especialistas, pero ninguno atinó a saber exactamente qué tenía la niña.
Así iba pasando el tiempo, y Ariadna continuaba refugiada en el limonero y en sí misma.
Una tarde estaba como siempre, acurrucada bajo el árbol, sumida en sus pensamientos. El fuerte viento que hacía le envió dos calcetines a sus pies. Eran largos, de los que llegan hasta las rodillas, con miles de rayas horizontales de todos los colores. Ariadna, sin saber porqué, sonrió. Se quitó los zapatos, los calcetines grises que llevaba puestos y se los cambió por los nuevos que habían aparecido ante ella como por arte de magia.
En su cara se dibujó una inmensa sonrisa. De repente, le entró tal sopor que allí mismo, bajo el limonero, se durmió profundamente.
Y soñó que volaba, que le crecían unas alas enormes, y veía desde lo alto cómo se alejaba de su pueblo, de su casa, de la escuela, y pasaba planeando rozando el campanario de la iglesia mientras las campanas repicaban con fuerza, como si saludaran a la nueva Ariadna voladora. Y se iba alejando inexorablemente, y cruzó mares y océanos, rojos desiertos, frondosas junglas, y los pájaros se unían a ella en su viaje sin fin, y sobrevoló palacios, ciudades exóticas, y se hizo amiga de las nubes, y su sonrisa cada vez era mayor.
Cuando despertó, se sintió muy feliz. Se levantó y soltó una carcajada que resonó en toda la calle.
El problema que Ariadna tenía, simplemente, era que no había soñado nunca.
A partir de entonces, jamás volvió a dormir sin sus nuevos calcetines.

10 comentaris:

Anònim ha dit...

Casi que me recuerda a mi hija,que en el colegio no habla nada pero nada , es más , ni se defiende ...aunque creo que soñar sí que sabe, porque me tiene mareá con las p... gatitas , hadas, niñas malas y buenas y el pu... juego de la cocinera , en el que tengo q interpretar el papel de comensal con hija , pedir la carta, comer pinchitos de pollo invisibles y luego pagar con tarjeta .
Lo que sigo sin entender es que a pesar de pagar así, y hacerme firmar y todo, me siga trayendo el cambio.
Jejeje.
Besitos.

Bárbara ha dit...

Ejem, pues vaya peste echarían esos calcetines...
Tras la chorrada, voy a comprarme unos calcetines como los de Ariadna a ver si tengo sueños dulces e inofensivos.
Un millón de besos (beso arriba, beso abajo) y feliz navidad.

strongboli ha dit...

Entonces tu hija va descalza, REYES, eso también está muy bien (casi mejor y todo). Petons.
BÁRBARA, que sepas que Ariadna tiene una Crolls de las antiguas que aún funciona, herencia de su abuela. Hasta le pone suavizante y todo. Millones? Jo... Bon Nadal!

Araceli Esteves ha dit...

Á mí estos calcetines siempre me han dado un poco de grima, no sé, esto de dar autonomía a los dedos de los pies, imaginarlos moviéndose a su libre albedrío me da bastante repelús...
Besos

strongboli ha dit...

ELPA, de pequeño mi madre nos compró calcetines de esos (grises, por cierto), y me gustaban, pero tardaba la tira i mitja en ponérmelos, y al final opté por lo tradicional. De hecho, en el cuento (?) son normales, pero esta foto me gustó, mira...
Petons

EL SUEÑO DE GENJI ha dit...

He venido a tu blog de la mano de Reyes y me ha gustado...

Tengo que reconocer que me he quedado enganchado al juego de BUSH y los zapatos...me he quedado absorto con todo, pero sobre todo con el "fusssss" y el "ZAP" que sonaba de fondo cuanod por azar lograba darle con mis camperas tejanas a ese señor...

Este relato me ha encantado, soñar...En nuestro mundo sólo hay un motor, "nuestros sueños". Creo sinceramente que todo lo demás emanan y se supeditan a ellos.

Pude sentir la sonrisa de Ariadna. Y me alegré tanto por ella.

Saludos y un fuerte abrazo.

strongboli ha dit...

Gracias por la visita, Genji. Muchas veces no nos queda otra cosa que soñar, verdad?
Salut.

Anònim ha dit...

lol,so nice

Anònim ha dit...

You read these things, I think the mood has changed for the better!

Anònim ha dit...

A friend told me this place I have been looking for, I come, it turned out, I have not disappointed, good Blog