Seguramente, la única cosa que pueden agradecer las tribus indias de Norteamérica a los colonizadores europeos es la introducción del caballo. Hasta la aparición del hombre blanco en esas tierras no conocían otro medio de transporte que sus propias piernas; incluso desconocían el uso de la rueda.
Hasta entonces, al ser la gran mayoría tribus nómadas, el desplazamiento de un lado a otro resultaba largo y penoso. Además, siendo la caza la base principal de su alimentación, las complicaciones para realizar con éxito esta actividad eran varias: entre otras cosas, no podían seguir a los bisontes en sus desplazamientos, y la caza de este animal era extremadamente peligrosa. El cazador se camuflaba con una piel de zorro y andaba a gatas entre los enormes cuerpos de los ungulados hasta encontrar un ejemplar enfermo o viejo que fuera más fácil de eliminar. En muchos casos el indio moría en el intento, aplastado y pisoteado.
Cuando descubrieron el caballo, la vida de las tribus cambió completamente. Aparte de tener mayor facilidad para desplazarse de unas tierras a otras, la caza del bisonte resultó mucho menos peligrosa para el indio, con lo cual la alimentación de los pueblos mejoró, aumentando la natalidad y la población de la mayoría de las razas indígenas.
Aunque, de vez en cuando, llegaban épocas de penuria.
Aquel invierno resultó especialmente duro para la tribu de los sioux Wahpekute (los que disparan entre las hojas). El frío intenso y la nieve se prolongó más de lo debido, y los víveres guardados para soportar la estación se agotaron. Apenas pudieron salir en todo ese tiempo de sus tee-pees, y llegaron al punto de que tampoco tenían fuerzas para echar un kee-kee de vez en cuando.
Hasta entonces, al ser la gran mayoría tribus nómadas, el desplazamiento de un lado a otro resultaba largo y penoso. Además, siendo la caza la base principal de su alimentación, las complicaciones para realizar con éxito esta actividad eran varias: entre otras cosas, no podían seguir a los bisontes en sus desplazamientos, y la caza de este animal era extremadamente peligrosa. El cazador se camuflaba con una piel de zorro y andaba a gatas entre los enormes cuerpos de los ungulados hasta encontrar un ejemplar enfermo o viejo que fuera más fácil de eliminar. En muchos casos el indio moría en el intento, aplastado y pisoteado.
Cuando descubrieron el caballo, la vida de las tribus cambió completamente. Aparte de tener mayor facilidad para desplazarse de unas tierras a otras, la caza del bisonte resultó mucho menos peligrosa para el indio, con lo cual la alimentación de los pueblos mejoró, aumentando la natalidad y la población de la mayoría de las razas indígenas.
Aunque, de vez en cuando, llegaban épocas de penuria.
Aquel invierno resultó especialmente duro para la tribu de los sioux Wahpekute (los que disparan entre las hojas). El frío intenso y la nieve se prolongó más de lo debido, y los víveres guardados para soportar la estación se agotaron. Apenas pudieron salir en todo ese tiempo de sus tee-pees, y llegaron al punto de que tampoco tenían fuerzas para echar un kee-kee de vez en cuando.
Washtawapeton, el gran jefe de los Wahpekute, junto a su tee-pee.
El gran jefe de la tribu, Washtawapeton (Cerumen entre las Nalgas), ordenó sacrificar a los caballos para poder sobrevivir. A pesar de esta drástica medida, muchos miembros de la tribu murieron de hambre y frío, sobretodo los más débiles de defensas (ancianos, niños y enfermos).
Cuando llegó la primavera y se inició el deshielo, Cerumen entre las Nalgas mandó a dos de sus mejores guerreros, Palaswhatha (Escupitajo de Puma Amanerado) y Unhapethwom (Pinrel Hermoso como una Deposición de Nutria), a perderse en las llanuras para capturar unos cuantos caballos salvajes, imprescindibles para la normalización de la vida habitual de lo poco que quedaba de la tribu.
Palashwatha y Unhapethwom se pertrecharon y avituallaron adecuadamente para la misión y partieron inmediatamente hacia las grandes llanuras, donde suponían que avistarían alguna manada equina.
Transcurrieron varias lunas, sin que los dos bravos guerreros transformados en cazadores se toparan con ningún caballo. El invierno aún no se había ido del todo, y la mayoría de animales que se habían desplazado más al sur aún no habían vuelto a las praderas.
Unhapethwom (Pinrel Hermoso como una Deposición de Nutria), el más listo de los dos indios, tuvo la ocurrencia de que uno de los dos se subiera a una loma cercana para intentar divisar desde allí alguna manada de caballos. Palashwatha (Escupitajo de Puma Amanerado), más atlético y ágil, trepó hasta la colina y se sentó a otear el horizonte en busca de tan necesarias presas.
Al cabo de un par de horas, Palashwatha creyó divisar una nube de polvo a lo lejos. Se fijó un poco más y aquello que se veía en lontananza le pareció que eran caballos. Pegó un grito a Unhapethwom, que se encontraba unos metros más abajo:
- A mí parecer caballo ver!!
A lo que Palashwatha contestó, mirando unos grandes y espesos nubarrones negros que se acercaban hacia ellos:
- ¡Bueno, pues yo paraguas traer!
Cuando llegó la primavera y se inició el deshielo, Cerumen entre las Nalgas mandó a dos de sus mejores guerreros, Palaswhatha (Escupitajo de Puma Amanerado) y Unhapethwom (Pinrel Hermoso como una Deposición de Nutria), a perderse en las llanuras para capturar unos cuantos caballos salvajes, imprescindibles para la normalización de la vida habitual de lo poco que quedaba de la tribu.
Palashwatha y Unhapethwom se pertrecharon y avituallaron adecuadamente para la misión y partieron inmediatamente hacia las grandes llanuras, donde suponían que avistarían alguna manada equina.
Transcurrieron varias lunas, sin que los dos bravos guerreros transformados en cazadores se toparan con ningún caballo. El invierno aún no se había ido del todo, y la mayoría de animales que se habían desplazado más al sur aún no habían vuelto a las praderas.
Unhapethwom (Pinrel Hermoso como una Deposición de Nutria), el más listo de los dos indios, tuvo la ocurrencia de que uno de los dos se subiera a una loma cercana para intentar divisar desde allí alguna manada de caballos. Palashwatha (Escupitajo de Puma Amanerado), más atlético y ágil, trepó hasta la colina y se sentó a otear el horizonte en busca de tan necesarias presas.
Al cabo de un par de horas, Palashwatha creyó divisar una nube de polvo a lo lejos. Se fijó un poco más y aquello que se veía en lontananza le pareció que eran caballos. Pegó un grito a Unhapethwom, que se encontraba unos metros más abajo:
- A mí parecer caballo ver!!
A lo que Palashwatha contestó, mirando unos grandes y espesos nubarrones negros que se acercaban hacia ellos:
- ¡Bueno, pues yo paraguas traer!
Palashwatha, a punto de que lo masacraran en Wounded Knee (1890). Unhapethwom no quiso salir en la foto (no se había acicalado), pero fue igualmente asesinado en la matanza.
*(Petición de un anónimo. Me falta la de vaqueros).
9 comentaris:
¡Habemus post!
Leo con satisfacción que lee a su vez el correo inserto en el buzón de sugerencias.
Me gusta su estilo, muchacho, un poco de historia, un par de fotos de archivo ... aunque, sin ánimo de ofender,le recomendaría otro traductor para los nombres propios, que éstos que ha puesto me parecen más bien impropios dados los tiempos que corren y lo sensibles que nos hemos vuelto.
Y como no se puede hablar ni de racismo ni de nacionalismo sin que se nos echen al cuello... hágase un favor y siga con la medicación, ya le dijo el señor doctor que andar suelto por la calle con ideas propias no sólo es de mala educación, sino que va en contra del pensamiento único, algo imprescindible si queremos mantener el nuevo orden mundial.
Espero que antes de sumarse al borreguismo, le de tiempo a su actitud crítica para publicar la de los vaqueros, que me fascinaron en la niñez por sus sombreros, los flecos y, por supuesto, el hecho de que fumaran todo el rato sin ser espías ni detectives.
Y es que tampoco se puede ni mencionar al tabaco... cómo corren los tiempos, se las pelan, más bien.
Suyo y afectadísimo:
E.
Me encantan los toques strongbolianos de tus historias, Llorenç. Tienes estilo, baby.
Jajajajaja qué risa...
pues Ára ya lo ha dicho, lo strongboliano se empieza a perfilar clarisímamente en el panorama bloguero...
..
muchos petonsillos de Reyeshawtewoka (Fresas con nata entre las Nalgas ) de apellido Ushuwiquilla (la mal hablá).
Je je je me he reído mucho, por Manitú. La verdad es que, como dicen por aquí, tienes un estilo propio cada vez mejor. Es muy original y divertido. Yo gustar. ¡Jau! Mi volver a las grandes praderas donde pasta el bufalo...
Yo india Keloké, o Déjenme en paz,
dolida por hacer burla de antepasados, humillados, sojuzgados
por hombres pálidos, que no llegaron, sino a destruir costumbres de hombres guerreros,
nobles, valientes, confiados...
o sigui que els Mustang són espanyols?
Mí echar a faltar agua de fuego...
Pues no sé, ANÓNIMO, pues igual sí que soy un insensible de narices (aunque llegué a llorar con la Heidi, que lo sepa usted) pero me niego a aborregarme demasiado (sólo lo imprescindible), y si con ello tengo mala educación y más cosas políticamente incorrectas, pues bueno, pues vale, pues venga.
La de vaqueros, un día de éstos, aunque no sé si haré que en vez de fumar lleven una pajita en la boca, como le hicieron al pobre Lucky Luke cuando se inició la cruzada antitabaco. Y por cierto, no tendrá usted un cigarrito? Aunque sea de la risa...
Afectadísimamente.
ARA, el Fiat Stilo sí que lo tiene(más que nada por el nombre), pero yo, no sé no sé... Gràcies igualment, beiba.
REYES, no me engañes, que los indios no llevaban apellido. Con esos nombre tan raros, ¿pa qué? Si se llamaran Pepe vale, pero así no hace falta tenerlos. Sentido común, que tenían...
Molts petons de parte de Shakastewhaka, el espíritu de las praderas alegres.
Gracias, MIGUEL, yo esperarte dentro de siete lunas en lo alto de la colina con lonchas de bisonte frito, cerveza de cebolla silvestre y pipas de la risa preparadas. Señales de humo cuadradas indicarte el camino.
Jau.
ANÓNIMA, tu tribu ser conocida por falta de sentido del humor. No dolerte también muelas?
Si, ANÓNIM, els Mustangs, els Sírex, els Brincos i el Dúo Dinámico.
Bebérmela yo toda antes de escribir tontería, otro ANÓNIMO. Yo sentir mucho.
No, no dolerme muelas ya...
hombre blanco arrancó todas,
pero yo me puse cabellera
nueva.
Keloké
Publica un comentari a l'entrada