dilluns, 23 de febrer del 2009

LA SIESTA


Ilustración: Arthur Rackham
Luciana se despertó pronto, sin ninguna razón aparente. Normalmente las sábanas se le pegaban a la piel y le costaba un mundo levantarse, pero aquel día se incorporó de un salto, se regaló una gran sonrisa-bostezo y se tiró en plancha a la ducha. Mientras se enjabonaba su cuerpo serrano y cantaba una ranchera mucho mejor que la pesada de Rocío Dúrcal, pensó en la razón por la cual su ánimo estaba tan alegre. Lo habitual era que se levantara con el encefalograma plano, amodorrada, sin pensar ni siquiera en pensar, pero no, esa mañana estaba radiante, esplendorosa; la energía y la alegría brotaba por cada uno de sus poros. No encontró un motivo concreto de su buen ánimo, pero tampoco le importó mucho dar con él. Se preparó un opíparo desayuno, huevos y chorizo fritos, cerveza fresquita fresquita fresquita , un buen vaso de zumo de naranja y carajillo, tal como hacía su padre. Cuando acabó aún se sintió mejor, y eso la animó a dar un paseo por el campo.
Tomó el sendero que bordea el río, entre robles, sauces y chopos, aspirando la brisa fresca y distrayéndose con las mariposas que revoloteaban a su alrededor cuando, antes de llegar al embarcadero de Cal Giró, le dio un infarto.
Al cabo de dos horas, un niño que iba en bicicleta la encontró tirada en la hierba, detrás de un gran roble.
Gabriel, el hijo de la panadera, pensó que se estaba echando una siesta, y se alejó sin hacer ruido, procurando no molestarla.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Joé.
Bueno, por lo menos se lo pasó bien en su última mañana.
A otros les pilla haciendo fotocopias.
Petons.

Xai ha dit...

Tiene un final muy trágico pero tu forma de escribir hace que sea un relato simpatico, y no me extraña que pasase lo que pasase con semejante desayuno xD

saludos!

TortugaBoba ha dit...

Me estoy riendo por el comentario de Reyes, jajaj, qué bueno.
Digo yo que así debería de morirse todo el mundo, estando feliz como una lombriz, y que llegue de repente. Así nuestro rostro reflejará la serenidad de una posible siesta, y no la de una amarga muerte.
Beso.
(Mira que cargarte a la pobre Luciana... :P)
(Y mira que desayunar cerveza...)

strongboli ha dit...

REYES, pues en mi trabajo tengo una fotocopiadora al lado y aún no se ha quedado tieso-a nadie.
Besos.
XAI, de vez en cuando un desayuno así sienta bien, sobretodo los sábados por la mañana. Gracias por la visita.
TORTU, morirse no deja de ser un paso más en esta azarosa vicisitud que es la vida aquerosa, horrorosa & tremebunda. Bueno, de hecho es el último paso, porque esto de la reencarnación, pues como que no.
Qué culpa tengo yo de que a Luciana le diera un infarto? Y era cerveza sin alcohol, que-lo-se-pas. 0'0%.
Petons.