dimecres, 28 de gener del 2009

ESTUPORES


Hace unos días leí una noticia (o me contaron, no me acuerdo) que me crea estupor. Y bastante rabia también, la verdad. Ah, no, ya recuerdo, me contaron: en TV3 hicieron un programa que hablaba de la vida actual en el campo o algo así, en concreto en el mundo rural en Catalunya. Mostraba algunos casos de cómo les va la vida en la sociedad actual. Uno de ellos no tenía desperdicio:
En un pueblo del interior, en la comarca del Ripollès (creo), el acalde pidió a un payés que colocara un esparadrapo en los cencerros de sus vacas para que dejaran de hacer ruido. El motivo era bien sencillo: el pueblo en cuestión había crecido urbanísticamente un montón (como tantos otros, por desgracia), y se había poblado principalmente por gente urbanita. Las nuevas construcciones habían ido ampliando el perímetro del núcleo urbano, hasta tocar las granjas situadas en las afueras. Según parece, a los nuevos vecinos el ruido de los cencerros les impedía dormir por las noches y se fueron a quejar al alcalde. Y éste, claro, se lo comunicó al payés en cuestión, que supongo que pondría también cara de estupor, cuando oyó el requerimiento.

Una de las escandalosas vacas.No tienen verguenza, estos rumiantes...
Esto me recordó que en la comarca de La Cerdanya (el paraíso pijo de las segundas residencias en Catalunya, junto con l’Empordà) algunos ayuntamientos han suprimido las campanadas horarias de las iglesias, porque también impide a esta nueva peña conciliar el sueño.
Pobre gente, que no duerme, dan una pena…
En mi pueblo, Arenys, más de diez mil habitantes, el campanario suena dos veces cada cuarto de hora. Por tanto, cuando es hora en punto, las campanas tocan ocho veces, a lo que hay que añadir las que señala la hora. Así, a las doce de la noche, las campanas suenan veinte veces. Veinte. Por la orografía peculiar del pueblo, situado a lo largo de una riera y entre montañas, todo el mundo las escucha claramente.
Y nadie se queja, que se sepa. Yo, al menos, duermo como un lirón careto. Ya pueden ir repicando, ya…
Este es el campanario pesao de Arenys de Mar.
Comprendo, hasta cierto punto, las posturas de los alcaldes, ya que todos estos nuevos habitantes pagan sus impuestos y de eso vive el ayuntamiento para montar sus chanchullos, pero una cosa es la ciudad y otra el campo. Si no quieren oír cencerros ni campanas, no haberse ido a vivir al campo. Si prefieren sirenas de ambulancia, de la Menemérita o el estruendo del camión de la basura, haberse quedado en la ciudad. Esta peña también se queja de la proximidad de las granjas, no sólo por el ruido sino por el olor que desprenden. No te jode, a ver si la mierda de vaca o los purines de cerdo van a oler a Lavanda Puig. Y sé de algún pueblo donde el alcalde ha ordenado a alguna instalación ganadera, después de más de cien años en el mismo lugar, trasladarse aún más lejos del núcleo urbano por este motivo, o por algún otro igual de imbécil.
Sobre todo este tema, lo más gracioso fue lo que me contó mi novio Manolo, el novio de María: en Banyoles se construyó una urbanización de casas pareadas al lado del lago del mismo nombre. Al cabo de un tiempo, los vecinos de este lugar hicieron una denuncia al ayuntamiento porque el croar nocturno de las ranas que habitan en el lago tampoco les dejaba dormir.
Desde luego… No sé qué hizo el alcalde de Banyoles, pero si yo lo fuera publicaría un edicto municipal prohibiendo a los batracios croar, so pena de ir todos al talego. Si es que todas las ranas son unas incívicas, hombre. ¡Que sequen el lago y hagan un campo de golf!

Gustava, la rana que más croa del lago de Banyoles.
No sé, pero creo que nos estamos volviendo todos una panda de gilipollas.




9 comentaris:

Txell Sales ha dit...

Es muy fuerte lo de la vaca y lo de las campanas de las iglesias es una pena. (Con lo bonito que es que suenen las a las dos de la madrugada y te puedas tumbar del otro lado porque aún te queda mucho por dormir).
Un post muy divertido -incluso con el tono denunciante-, como lo de las ranas aunque quizás sea ya literatura porque es increíble,no'

Miguel Baquero ha dit...

Cuánta gilipollez hay suelta, qué gran verdad.

Estaría mejor que fuera al reves, que los coches no tuvieran claxon sino cencerro, para tocarlo en los atascos; que no sonaran las sirenas de las fábricas sino campanas; que en lugar del ulular de las ambulancias y los coches de policía sonase un tío encaramado al techo rascando una botella de anís...

Es un tema muy bonito, así de repente. Como cambiando los ruidos puede cambiar el mundo.

Anònim ha dit...

jajajajajaja
qué bueno, a ver si el campo va a ser ahora también un paisaje light sin colesterol y sin bichos y sin ruidos ,vamos, un papel pintao.

ROSA ALIAGA ha dit...

Es benemerita... ;-)
Con lo tranquilo que es usted que ni una molestia da..en ningún lugar

strongboli ha dit...

TXELL, tens tota la raó, a mi m'agrada molt això de sentir les campanades i pensar que encara em falta un munt per llevar-me. I això de les granotes és totalment cert, segons em van explicar. Encara que si, sembla increïble.
MIGUEL, pues no sería mala idea lo del cencerro en los coches, y lo del anía ya sería la hostia. ¿Los ruidos cambiando el mundo? Esto me lo apunto, muchas gracias.
REYES, el campo un papel pintao? Calla, calla, que entonces sí que me tiro desde la azotea sin desplegar las alas.
TRI, ya sé que es con B, pero me hace más gracia Menemérita, que se lo escuché a no sé quién una vez.
¿Yo, tranquilo? Si soy un manojo de nervios...

Araceli Esteves ha dit...

Es verdad, el campo es un incordio, y encima está lleno de pollos crudos sueltos por ahí.Hay que ver los pijos campestres...

TortugaBoba ha dit...

Con lo que me gusta a mí el ruido del cencerro. Y los gallos dando por saco, y el olor del campo. Es lo que tú dices: si estás en el campo, es para eso, para vivirlo. Si no, pues te vas a Nueva York y te duermes entre ruidos de claxon y hasta de tiroteos. Pobres vacas, pobres ranas, pobres pueblos, que hasta los pueblos se está cargando el pijerío.
Beso.

Bárbara ha dit...

La música bacalao empezó con un cencerro de vaca (y acabó también). Ay, echo tanto de menos el campo, su olor, sus colores cambiantes...nos quedamos sin la casa del pueblo, snif...
En fin, qu no te estuporices, que no sirve pa ná.
Petons, tons, tons...

strongboli ha dit...

ELPA, que se fabriquen una burbuja, como aquellos que tienen esa enfermedad inmunológica, pero que no emprenyen, joder.
TORTU, ¿y si les hacemos una trepanación cerebral a toda esta gente, a ver si se les quita la tontería? Otra buena opción es tirarles un menhir encima, como Obélix en "El combate de los jefes".
Besos.
BÁRBARA, afortunadamente aún quedan lugares más o menos como debieran ser, aunque cada vez están más lejos, y seguro que ya ha llegado por allí un capullo que se queja de que los zarzales pinchan y mete una denuncia para que quiten las espinas.
Petoons