divendres, 14 de novembre del 2008

COUCHÉ III (cap. XI)




Me reí ostentosamente.
- ¿Cura? ¿Se hizo cura? ¡Venga ya, señor Couché! Ciertamente, al final va usted a conseguir que no me crea de la misa ni la centésima parte.
Couché me respondió, sonriente:
- Imaginaba que me dirías esto. Anda, acabémonos las copas y vamos a mi casa, que te quiero enseñar algunas cosas. Pagabas tú, verdad?
- Yo no, Le Monde Sportif. La casa es grande.
Me dirigí a la barra mientras mi entrevistado salía a la calle.
- Te espero fuera, que si me acerco a ése le meto.
Al llegar a su casa, se sirvió otra copa.
-¿Quieres una?
- No, gracias, ya voy lo suficientemente puesto. No se moleste por lo que le voy a decir, pero… ¿No bebe usted demasiado? Desde que he llegado no ha parado de darle al “alpiste” (alpiste, en francés).
Couché no me miró mientras me contestaba.
- Todo tiene relación en esta vida, hijo mío… El atletismo, Zatopek, el cura, François, René, la guerra… Y también el alcohol -, dijo, mientras volvía a empinar el codo;- ¿seguro que no quieres?.
- No debería beber más, pero… Venga, va, la penúltima.
Entonce miré hacia arriba.
- Quién era negro, René o François?
André me miró, divertido.
- Jajaja, no, hombre, no. Es culpa del capullo que hace el blog, que ha colgado la primera foto que le ha dado la gana.
Me indicó que le siguiera.
- Ven, te enseñaré unas fotos y, entre otras cosas, verás como no era negro.
(Continuará)